No todas las inversiones son iguales. Y es esta inequidad inherente que proporciona los desafíos, riesgos y recompensas para los inversores. Para calificar dónde y cuándo poner tu dinero, los inversores se basan en algo llamado la Tasa Interna de Retorno (TIR).
En los términos más simples, la tasa interna de retorno es una herramienta matemática utilizada para juzgar la posible rentabilidad de una inversión.
Para entender la Tasa Interna de Retorno, primero debemos entender un indicador clave que participan en la determinación de la Tasa Interna de Retorno: el Valor Actual Neto (VAN). Valor actual neto es el valor actual de la inversión, teniendo en cuenta tanto los flujos de efectivo entrantes y salientes.
En pocas palabras, el VAN se ve en el valor de un dólar hoy frente al valor proyectado de ese mismo dólar mañana, lo que representa la inflación, así como los posibles rendimientos de ese dólar.
Por ejemplo, alguien que está considerando una inversión a través del lente de su VAN se pesa la cantidad de dinero invertido versus los posibles beneficios futuros del mismo.
Si el costo de la inversión es más que el potencial de flujo de caja futuro ofrecido (teniendo en cuenta la inflación), el valor presente neto sería negativo y la inversión no sería viable.
Si el costo de la inversión es menor que el flujo de caja futuro, sin embargo, el VAN sería positivo y la inversión sería de sonido.
El VAN se integra en la Tasa Interna de Retorno para proporcionar una herramienta matemática y analítica clave por la cual varios proyectos de inversión se pueden comparar. En términos técnicos, la Tasa Interna de Retorno es la tasa de interés que se requeriría en una inversión para que el valor actual neto de ese proyecto mayor o igual a cero.
Dado que muchas inversiones se realizan en niveles de gran escala, hay un “costo de capital” inherente involucrado en el procedimiento. Un inversor en general puede financiar una inversión o proyecto a través de una mezcla de participaciones y también deuda tomada, ambas formas de obtener fondos tienen tasas de interés independientes.
La Tasa Interna de Retorno, por lo tanto, es una figura que los inversores utilizan para determinar si su inversión va a ser capaz de producir ganancias netas de las tasas que tienen que pagar por obtener este dinero o netas del “costo de oportunidad” que tiene el dinero que estaría invirtiendo en el proyecto bajo análisis.
Un proyecto con una alta tasa interna de rendimiento es uno que sea capaz de generar beneficios para el inversor a pesar de las altas tasas de interés de financiación.
Como tal, la TIR se utiliza entre los inversores para clasificar de manera efectiva los proyectos en términos de rentabilidad. Además de la rentabilidad, el riesgo debe ser evaluado también. Algunas de las inversiones más arriesgadas ofrecen el más alto rendimiento.
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